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EXPLICACIÓN CIENTÍFICA COMO SUBSUNCIÓN TEÓRICA

Por Episteme - 9 de Septiembre, 2007, 20:48, Categoría: Explicación-Comprensión

EXPLICACIÓN CIENTÍFICA COMO SUBSUNCIÓN TEÓRICA[1]

José A. Diez

Institut d"Estudis Avançats

Universitat Rovira i Virgili, Tarragona

jadc@fll.urv.es

  En diversos lugares W. Salmon, uno de los principales defensores del modelo causal de la explicación, defiende la compatibilidad de este modelo con el modelo unificacionista:

"Estos dos modos de ver la explicación no son incompatibles entre sí; cada uno ofrece un modo razonable de analizar la explicación. De hecho, pueden ser tomados como representando dos aspectos diferentes pero compatibles de la explicación científica" (1989, p. 183).

"[estos dos enfoques] se han desarrollado hasta el punto en que pueden coexistir pacíficamente como dos aspectos distintos de la explicación científica" (1992, p. 39).

"No rechazo la posibilidad de una teoría [unificacionista] de este tipo; creo que ella no entraría en conflicto con la explicación causal sino que la complementaría" (2001a, p. 10).

 

El objeto de esta contribución es explorar las diversas posibilidades de esta tesis compatibilista, determinar cuál es el sentido más plausible y presentar un modelo que nos parece especialmente adecuado para expresar dicho sentido.

 

Explicación causal y explicación como unificación

            La idea central del modelo causal de explicación es que "explicar un acontecimiento es proporcionar información acerca de su historia causal" (Lewis (1986), p. 217). La explicación, sin embargo, no debe informar acerca de la historia causal completa. La historia causal completa de un acaecimiento incluye multitud de otros acaecimientos, y la mención a todos ellos no sólo no es necesaria sino que sería incompatible con una buena explicación. Quienes, como Salmon, reivindican el carácter objetivo de la explicación causal, aceptan que el contexto determine qué parte de la historia causal es la explicativamente relevante. La explicación causal es objetiva porque, si se tiene éxito en la reconstrucción de una noción objetiva de causalidad (como pretende p.e. Salmon con su análisis de estructura causal completa), los antecedentes causales que el contexto pragmático determina como explicativamente relevantes en dicho contexto son parte de una estructura causal objetiva. Así, el carácter óntico u objetivo no se pierde por reconocer a la vez la naturaleza intrínsecamente epistémica y pragmática de la explicación.

            El modelo causal  resuelve satisfactoriamente los principales contraejemplos a que se enfrentaba el modelo inferencial de Hempel. Simetría: la altura del mástil explica la longitud de la sombra, pero no a la inversa, puesto que la primera pertenece a la historia causal de la segunda y no a la inversa. Irrelevancia: la ingestión de pastillas anticonceptivas por parte de Juan no explica su no embarazo pues no pertenece a la historia causal de su no embarazo.  "Horquillas" o antecedente  común: el descenso brusco del barómetro no explica la tormenta sino que la bajada brusca de presión explica ambos puesto que ambos son causados por ella. Según algunos críticos, este modelo tiene problemas para dar cuenta de la explicación de hechos particulares probabilistas, de la explicación de hechos generales y de los  casos de supuestas explicaciones no causales. Diferentes defensores del modelo afrontan cada uno de estos casos de modo específico, pero siguiendo en general una de dos estrategias: negando que se trate de genuina explicación, o ampliando no trivialmente la noción de explicación causal para dar cuenta del caso. El reto principal, sin embargo, sigue siendo proporcionar un análisis satisfactorio de la noción de causalidad (siempre que no se tome como noción primitiva). Algunos lo hacen en términos de otras nociones modales (p.e. Lewis (1973) utiliza la de dependencia contrafáctica). Otros filósofos de orientación más empirista que consideran las nociones modales primitivas sospechosas, intentan otras estrategias en términos no modales (p.e. Salmon (1981, 1984, 1994, 1997), Dowe (1992, 1995)). Para estos últimos es especialmente importante que su análisis dé a la vez respuesta adecuada al problema de Hume.

            La intuición básica que inspira el modelo de explicación como unificación es que explicar consiste en "reducir la cantidad de fenómenos independientes que tenemos que aceptar como últimos" (Friedman (1974), p. 18). Aumentamos nuestra comprensión del mundo reduciendo el número de supuestos básicos que dan cuenta de los fenómenos. Las leyes de Newton explican las de Kepler porque, además de implicarlas, reducen la cantidad de regularidades que se aceptan independientemente unas de otras: antes de la explicación, las leyes de Kepler y, p.e., la de Galileo eran aceptadas independientemente unas de otras, después no; la reducción de la temperatura a la energía cinética media amplía todavía más ese proceso de unificación explicativa. Contrariamente, la mera conjunción de, p.e. las leyes de Kepler con la de Boyle no es una explicación de las primeras porque no produce ese efecto unificador, no permite simplificar la cantidad de supuestos primitivos. Esta noción de explicación está esencialmente relativizada a un cuerpo K de creencias aceptadas en un momento dado, y exige una elucidación precisa de la independiente aceptabilidad entre creencias. Quien ha desarrollado con más detalle este modelo ha sido P. Kitcher mediante sus nociones de patrón argumentativo y "almacén" explicativo ("explanatory store") (1981, 1989, 1993), caracterizando el poder unificador en función de: (a) la cantidad de fenómenos derivados por el conjunto de patrones argumentativos, (b) el rigor de los patrones y (c) el número de patrones.

            El modelo unificacionista tiene su propio modo de dar cuenta de los casos de simetría, irrelevancia y horquillas. La estrategia es mostrar que, dadas dos inferencias alternativas, será explicativa la que pertenezca a la sistematización más unificadora, y que esta comparación arroja en los casos en consideración los resultados intuitivamente esperados. Horquillas: la sistematización que deriva la bajada del barómetro y la ocurrencia de la tormenta a partir del descenso de la presión es más unificadora que la que deriva la ocurrencia de la tormenta a partir del descenso del barómetro. Simetría: la altura del mástil explica la longitud de la sombra y no al revés pues dadas dos sistematizaciones, una que contenga inferencias que parten de la altura del mástil y conducen hasta la longitud de la sombra, y otra que contenga inferencias que proceden al revés, la primera es más unificadora que la segunda; si la segunda no tiene otro tipo de inferencias, pierde algunas conclusiones pues no podrá establecer, p.e. la altura de mástiles de noche, o en días nubosos, etc; para recuperar esas conclusiones debería  de introducir nuevos patrones argumentativos. Irrelevancia: una sistematización que contiene derivaciones del no embarazo de Juan usando como premisa que Juan toma pastillas anticonceptivas no puede ser la mejor pues, o bien no explica que otros varones que no toman pastillas tampoco se quedan embarazados, o si lo explica deberá introducir nuevos patrones que también se aplicarán a Juan, con lo que podríamos prescindir de las primeras inferencias obteniendo una sistematización con menos patrones, más unificada. Como reconoce Kitcher (1989, p. 483), estos dos últimos casos requieren que las sistematizaciones no usen predicados del tipo de "verdul", e.e. predicados no proyectables.

            Aunque el modelo unificacionista se aplica más naturalmente a explicaciones de hechos generales, se puede aplicar también a hechos particulares considerando estos casos derivativos de aquellos: "La pregunta "¿por qué este objeto particular se comporta de este particular modo?" es transformada en la pregunta "¿por qué objetos ideales de este tipo general exhiben esas propiedades?"" (Kitcher 1989, p. 453). Por otro lado, para este modelo no representan en principio ningún problema las explicaciones de hechos probabilistas, siempre que se puedan inferir de ciertos patrones, ni las explicaciones intuitivamente no causales, pues no se compromete con ningún tipo de mecanismo específico que expresen los patrones argumentativos. El modelo unificacionista debe afrontar, principalmente, dos retos. El primero es el de proporcionar un criterio adecuado de ponderación entre los parámetros (a)-(c) que determinan la simplicidad comparativa. El segundo es el de recoger un sentido suficientemente fuerte de la objetividad de las explicaciones. Acabamos de ver que para  descartar, por ejemplo, la explicación del no embarazo de Juan a partir de su ingestión de anticonceptivos, debemos excluir que la sistematización use predicados no proyectables.[2] Sin embargo, la elucidación independiente de cuándo un predicado es proyectable o natural constituye un problema en sí mismo. Para unos ello nos retrotrae al problema de la causalidad, en cuyo caso estaríamos implícitamente ante análisis causalistas, que serán realistas o antirrealistas dependiendo de cómo se analice a su vez la causalidad. Para otros, tal elucidación sólo puede ser epistémica o pragmática, en este caso el análisis suele ser, aunque no siempre se reconozca, de corte antirrealista.[3]

            Vamos ahora a explorar las diversas posibilidades de compatibilidad entre ambos modelos. Para ello utilizaremos ocasionalmente el esquema que van Fraassen (1977) ofrece de los contextos explicativos, esquema que pone de manifiesto los diversos parámetros  involucrados en una explicación y que cada modelo fija de un modo específico. Cada uno de tales contextos consiste al menos en una pregunta por qué ("why question"), por ejemplo, "¿por qué Adán comió la manzana?", "¿por qué el alcalde contrajo paresis?". Esta pregunta es el tema. Con el tema sólo, sin embargo, no basta, pues no expresa el aspecto por el que se demanda explicación. En el primer caso, por ejemplo, tenemos tres alternativas: "¿por qué Adán (y no Eva, o la serpiente, o...) comió la manzana?", "¿por qué Adán comió (y no rechazó, o ...) la manzana?", "¿por qué Adán comió la manzana (y no una pera, u otra manzana, o ...)?". Así, junto al tema debe incluirse (usualmente de modo implícito determinado por el contexto), una clase de alternativas, la clase de contraste, frente a las que se contrapone el hecho por cuya razón se inquiere: "¿por qué a, contrariamente a ß1, ß2, ...?". En opinión de van Fraassen, el tema a y la clase de contraste X no bastan, sin embargo, para identificar completamente la demanda de explicación pues, incluso fijada X, puede haber varios tipos de respuesta adecuada dependiendo de qué relación se considere en ese contexto que es la relevante para poder considerar a una respuesta una explicación adecuada.[4]Hasta que el contexto no determina el tipo de respuesta que se considera explicativa la demanda de explicación está indeterminada. Junto con el tema y la clase de contraste hay que incluir entonces una relación de relevancia explicativa, R.[5] Así, podemos representar un contexto explicativo mediante una terna  Q=<a, X, R>, donde a es el tema y X y R son, respectivamente, la clase de contraste y la relación de relevancia explicativa determinadas por el contexto. En algunos contextos, como los científicos en períodos de ciencia normal, están fijados con bastante rigidez, pero en otros pueden ser muy variables.

 

Posibilidades de compatibilidad

            Las principales posibilidades de compatibilidad de dos conceptos son, por orden de fuerza, las siguientes: dependencia conceptual fuerte o total de uno respecto de otro, esto es, identidad conceptual; dependencia conceptual débil, esto es, inclusión conceptual; solapamiento conceptual, esto es, núcleo conceptual común sin dependencia mutua;  diversos tipos de solapamiento extensional (coextensividad, inclusión extensional o solapamiento sin inclusión); complementariedad extensional sin solapamiento. Veamos ahora estas posibilidades para el caso de los conceptos "explicación causal" y "explicación como unificación", en adelante, EC y EU respectivamente.

            (1) EC se reduce conceptualmente a EU. La afirmación de van Fraassen de que podemos definir la red causal como "cualquier estructura de relaciones que la ciencia describe" (1980, p. 124) apunta en esta dirección. Esta parece ser también la posición defendida por Kitcher en algunos pasajes como éste: "the crucial point is that the "because" of causation is always derivative from the "because" of explanation" (1989, p. 477, aunque una interpretación más débil podría limitarse a dependencia parcial). Quien defiende esta alternativa, sostiene que (independientemente de lo que parece preanalíticamente) no es posible proporcionar un concepto satisfactorio de causalidad independiente del de EU: "I recomend rejecting the idea that there are causal truths that are independent of our search for order in the phenomena" (ibd. p. 497),"there is no sense to the notion of causal relevance independent of that of explanatory relevance and there is no sense to the notion of explanatory relevance except that of figuring in the systematization of belief in the limit of scientific inquiry, as guided by the search for unification" (ibd. p. 499). Esta doctrina tiene ecos antirrealistas, pues construye un concepto metafísico a partir de otro epistémico, y resulta por tanto sospechosa a todo aquél que persiga un concepto más robusto de causalidad. Para algunos, además, supone una trivialización del concepto de causa ampliándolo inaceptablemente (Ruben 1992, p. 211). Por otro lado, en la versión de Kitcher tiene la dificultad de que, como vimos, su concepto de EU presupone la distinción entre predicados proyectables y no proyectables, distinción de la que habría que dar cuenta en términos no causales (so pena de caer en circularidad). Por último, este sentido fuerte que estamos considerando es conceptualmente incompatible con la existencia de explicaciones no causales, cuya posibilidad era una de las motivaciones de los unificacionistas. Quien simpatice con la prioridad conceptual de EU debe optar, parece, por una interpretación más débil.

            (2) EC no se identifica con EU pero lo presupone conceptualmente: toda EC es, conceptualmente, EU (aunque la inversa no es cierta). Esto es, las EC son, conceptualmente, EU de cierto tipo específico: "x C-explica  y syss x U-explica y y además ... ". Esta alternativa puede tener al menos dos versiones, según el concepto de causa se derive del de sistematización unificadora o no. En el primer caso, la razón de que EC presuponga conceptualmente EU es que el concepto de causa se analiza en términos de EU. Esta sería la versión correspondiente a la lectura débil de los anteriores pasajes de Kitcher y comparte algunas de las dificultades de la versión fuerte. No trivializa, en principio, el concepto de causa como aquella, pero a cambio debe especificar qué es lo que caracteriza el tipo concreto de unificación que"genera" relaciones causales, y lo debe hacer en términos no causales so pena de circularidad. En el segundo caso, se dispone de un concepto de causa independiente y el vínculo conceptual se establece exclusivamente a través del concepto de explicación. Toda explicación es, conceptualmente, unificación, y calificamos además una explicación como causal si además ella involucra lo que el concepto independiente de causa especifique. A esta versión de EU corresponderá en parte la explicación por subsunción modeloteórica que esbozaremos más adelante.

            (3)  EU se reduce conceptualmente a EC. Esta alternativa excluye conceptualmente que pueda haber EC no unificadoras y supone por tanto la validez a priori de un principio que garantice que cuanto más acertadamente describimos la estructura causal del mundo más unificadas son nuestras descripciones. La existencia de un principio tal de uniformidad o simplicidad en la naturaleza que valga a priori es muy implausible (siempre y cuando no construyamos las relaciones causales como derivadas de las sistematizaciones unificadoras).

            (4) EU no se identifica con EC pero la presupone conceptualmente: toda EU es, conceptualmente, EC (aunque la inversa no es cierta). Esto es, las EU son, conceptualmente, EC de cierto tipo específico: x U-explica  y syss x C-explica y y además ... . De nuevo, obtenemos dos versiones según el concepto mismo de unificación dependa del de causa o no. Estaríamos en el primer caso, por ejemplo, si el concepto de unificación depende conceptualmente de la distinción proyectable/no proyectable (como en el caso de Kitcher) y además nuestro análisis de dicha distinción presupone, directa o indirectamente, el concepto de causa. En el segundo caso, se puede analizar el concepto de unificación sin apelar al de causa, pero no así el de explicación. Toda EU sería EC porque toda explicación es causal. Algún pasaje ocasional de Salmon parece estar en esta línea: "[Kitcher"s] thesis is that "the "because" of causation is always derivative from the "because" of explanation".My view is roughly the oposite" (1994, p.311). En ambos casos, es conceptualmente posible la existencia de explicaciones causales no unificatorias, por lo que no se presupone un principio de uniformidad de la naturaleza válido a priori. Lo que sí excluyen conceptualmente, sin embargo, es que pueda haber explicaciones (unificatorias) no causales. Diversos autores han ofrecido supuestos contraejemplos. Aunque muchos de ellos son controvertidos,[6] aquí nos basta observar que quienes defienden esta alternativa y además, como Salmon, proponen un análisis de la causalidad que admiten que no se aplica a teorías como la mecánica cuántica, y quizás tampoco teorías psicológicas o sociológicas, deben aceptar que dichas teorías no son explicativas.  En la medida en que pensemos, como es nuestro caso, que esta consecuencia es implausible, esta alternativa también lo será.

            (5) Ni toda EU es conceptualmente EC ni toda EC es conceptualmente EU, pero ambas comparten un núcleo conceptual común en virtud del cual hablamos en ambos casos de "explicación". En mi opinión, esta es la alternativa de quienes rechacen dependencia conceptual en cualquiera de las dos direcciones pero acepten cierta complementariedad "de facto" en alguno de los sentidos extensionales que siguen, pues de otro modo, sin ninguna relación conceptual, la complementariedad extensional sería un hecho bruto sorprendente sin explicar. Es más, parecería que si no se acepta un núcleo conceptual común, ni siquiera  habría motivo para indagar si ambos conceptos son compatibles o no lo son. Por otro lado, si se acepta, pero se rechaza alguna de las dependencias conceptuales fuertes anteriores, el problema entonces  es determinar de modo preciso cuál es dicho núcleo (opciones como  "esperabilidad" o "reducción a lo familiar" ya se han mostrado inadecuadas).

            (6) Solapamiento extensional fuerte. EC y EU dan la misma respuesta a la misma pregunta, entendiendo por "pregunta" solamente el tema junto con la clase de contraste, esto es, <a, X>. Así, dada una pregunta <a, X>, la misma respuesta es a la vez causal y unificadora. Esa pregunta forma parte de dos contextos <a, X, R> y <a, X, R"> que difieren sólo en la relación de relevancia explicativa, relevancia causal en un caso y unificativa en el otro. A pesar de ello, ocurre que la misma respuesta es relevante en los dos sentidos. Este sería el caso de la explicación de la longitud de la sombra a partir de lalongitud del mástil (y del ángulo de incidencia del sol), que puede ser vista como causal (Salmon) o como unificadora (Kitcher). Y también, la explicación de la órbita kepleriana de un planeta a partir de la fuerza de atracción del sol. Este solapamiento fuerte puede ser, a su vez: (6.i) total, si para toda pregunta, toda respuesta (explicativa) es a la vez EC y EU; (6.ii) inclusivo, si para toda pregunta, toda respuesta que es EC es también EU, o, en la otra dirección, toda respuesta que es EU es también EC; (6.iii) parcial, si hay preguntas con respuestas que son a la vez EC y EU. Nótese que estas relaciones extensionales pueden darse como consecuencia de las relaciones conceptuales anteriores, pues (1) y (3) implican (6.i), (2) y (4) implican (direcciones diferentes de) (6.ii) y  (5) implica (6.iii). Pero alguien puede defender también que se dan estas relaciones extensionales sin las correspondientes intensionales, en cuyo caso serían hechos brutos sin explicar. Por otro lado, (6.iii) parece indiscutible,


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