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György Lukács. Ontología del ser social: el trabajo
György Lukács. Ontología del ser social: el trabajo Textos inéditos en castellano Edición al cuidado de Antonino Infranca y Miguel Vedda Introducción 1 Es un hecho conocido y documentado que, a lo largo de toda su obra de vejez, Lukács ha ido concibiendo -con claridad y convicción crecientes- el proyecto de construir un verdadero sistema filosófico; idea que tomó forma aun más definida cuando, con vistas a otorgar una sistematización categórica a sus reflexiones estéticas y de crítica literaria, se dedicó a la composición de la Estética[1]. Nos encontramos a comienzos de los años cincuenta, cuando en la Hungría stalinista Lukács se vio implicado en la así llamada Lukács-vita [debate Lukács]. Con una pronta y diplomática autocrítica, Lukács obtiene el permiso para retirarse de la vida política y de la enseñanza universitaria, con vistas a replegarse en la vida privada y dedicarse a la composición de Pero, mientras se disponía a escribir la Ética, siente la necesidad de definir el sujeto que hubiera debido asumir un comportamiento ético, y de ese modo nace la determinación de componer, como paso previo a la Ética, una Ontología del ser social. La primera noticia acerca de la intención de escribir esta obra la encontramos en una carta Benseler, escrita el 19 de septiembre de 1964: [...] me encuentro en medio del trabajo con En una carta dirigida también a Benseler, del 22 de enero de 1965, Lukács dice haber cambiado el proyecto original y encontrarse trabajando en una Ontología; añade: "Antes de concluirla, no puedo ocuparme de una verdadera Ética". Lukács trabajó incansablemente en la redacción del manuscrito entre 1964 y 1968. El 27 de mayo de 1968, le escribe a Benseler: "Entre tanto, he terminado el último capítulo de El sistema filosófico aristotélico ha sido considerado el modelo de cualquier otro sistema filosófico; tal como hoy lo conocemos, es el fruto del trabajo de sistematización emprendido por Andronico de Rodas, y resulta difícil reconstruir exactamente la cronología en que fueron compuestas las obras individuales que lo integran. De todos modos, la organización que le ha concedido Andronico muestra cierta racionalidad. La primera obra es el instrumento [Òrganon] mismo del pensamiento -la Lógica-; siguen luego las diversas ciencias teóricas (Física y Metafísica), y luego las ciencias del hombre (Ética, Política, Retórica y Poética). Si Lukács no escribió una Lógica, es porque se había apoyado en la dialéctica marxiana que, por su parte, ofrece una inversión materialista de la lógica hegeliana. Tal vez podría, incluso, sostenerse que cumple una función tal el estudio sobre El joven Hegel, justamente la obra que representa la instancia de clarificación sobre el uso metodológico de las dialécticas hegeliana y marxiana por parte de Lukács. El hecho de que este comience escribiendo la Estética representa casi una inversión del sistema aristotélico; pero es significativo que el filósofo húngaro pase a trabajar luego en la Ontología del ser social. La Ontología podría ser considerada, en sí, una suerte de metafísica; ya Nicolas Tertulian ha puesto de relieve este aspecto esencial de la obra: "Lukács intenta valorar, ya sea la tradición de la Metafísica de Aristóteles, ya sea la Lógica de Hegel, al construir su propia ontología. Su obra, por ende, procura ser, al mismo tiempo, una "metafísica" y una "crítica de la razón histórica""[5]. El trabajo de construcción del sistema lukácsiano habría continuado, despés de la Ontología, con la ética y la filosofía política. De esta última ofrece Lukács un anticipo, el estudio Demokratisierung heute und morgen[6] [Democratización hoy y mañana], un pequeño libro en el que polemiza con el Comité Central del Partido Obrero Socialista Húngaro, que había decidido que las tropas húngaras participaran de la ocupación de Checoslovaquia en agosto de 1968. Esta aproximación clásica puede parecer un escándalo, pero solo a los ojos de aquel que pretende escamotear alguna evidencia, y que advierte que está sosteniéndose aquello que querría negar por completo. No hay nada de perturbador en la aproximación clásica de un filósofo que ha fundado en un cierto "clasicismo" su propia concepción filosófica. En Gelebtes Denken [Pensamiento vivido], Lukács señala, a propósito de sus primeros encuentros con Bloch: Bloch tuvo sobre mí una influencia poderosa, ya que, a través de su ejemplo, me convenció de que es posible filosofar a la manera tradicional. Hasta entonces, me había perdido entre el neokantismo de mi época, y ahora encontraba en Bloch el fenómeno de que alguien filosofaba como si toda la filosofía actual no existiera, el fenómeno de que era posible filosofar como lo habían hecho Aristóteles o Hegel[7]. La filosofía clásica es ante todo una filosofía sistemática. El hecho de que el marxismo, en cuanto heredero de la filosofía clásica, pueda haberse asumido, con Lukács, un carácter sistemático, no es sino la natural consecuencia de una concepción del marxismo que se remonta a sus propios fundadores. Solo quienes interpretan el marxismo de manera arbitraria -es decir, sin un método o un sistema categorial riguroso y científico- puede entenderlo como un sistema de pensamiento unilateralmente nuevo, sin anteceentes y, por ende, arbitrario. Tales pensadores se muestran particularmente capaces para desarrollar síntesis teóricas, es decir, para ahorrar categorías y conceptos, arribando a conclusiones precipitadas, salteando pasajes fundamentales, leyendo a medias a los filósofos, y eligiendo en el pensamiento de estos lo que se adecua a las propias elucubraciones. Designamos a este tipo de trabajo teórico economía de pensamiento; se ahorra aquí la ardua tarea de pensar o de repensar -trabajo aun más arduo- aquello que los clásicos, por su parte, habían ya cavilado. Esta economía impliuca, en el fondo, violentar el pensamiento, ya que las teorías del pasado son, en efecto, violentadas si se soslaya el duro sacrificio que el estudio requiere y se incurre, como diría Gramsci, en lorianismo. Newton parangonaba a los pensadores del pasado con gigantes sobre cuyos hombros se encaraman los nuevos pensadores -que son enanos-. A pesar de su reducida estatura, el pensador nuevo puede ver un poco más allá que el gigante del pasado, aunque sería bueno que no olvide que es la altura del predecesor la que permite que pasara desapercibido el propio enanismo. Cabe indicar que el carácter metafísico de la Ontología del ser social ha motivado innumerables críticas, en general fundadas en el desconocimiento de la obra[8]. Aun más drásticas han sido las críticas provenientes de los ambientes filosóficos del marxismo ortodoxo y dogmático[9], para los que resultaba inaceptable la idea de que se escribiera una ontología marxista. Para colmo de males, se trata de una obra de alrededor de 1.500 páginas, escrita con un estilo redundante y prolijo. Por otra parte, los discípulos de Lukács se pusieron de acuerdo para boicotearla, reivindicando, en cambio, Historia y conciencia de clase, obra sin duda importante, pero que acrecienta incluso su importancia cuando se la considera un presupuesto imprescindible para la Ontología, como veremos luego. Sobre la base de este juicio negativo, los ambientes intelectuales de izquierda, que se habían formado leyendo al joven Lukács, desdeñaron el tratado de vejez. Los propios alumnos aprovecharon elementos de la Ontología, aunque sin destacar la influencia[10]. Puede resultar paradojal que los dogmáticos se hayan puesto de acuerdo con los defensores de Historia y conciencia de clase, pero la paradoja es solo aparente; ambas corrientes del marxismo se encontraban, después de todo, demsiado habituadas a la economía y violencia del pensamiento. A esto se añade la crisis del marxismo y el colapso del socialismo real, que, en lugar de librar a los intelectuales de las rémoras de enfrentamiento con un régimen antidemocrático, los ha liberado de las rémoras de afinidad con el pensamiento democrático y la libertad intelectual. Hasta el día de hoy, no existe una edición completa de la obra en inglés y en francés, y recién ahora el lector de lengua española, gracias a este anticipo, puede tener una idea primera y parcial de la obra. A las críticas de los discípulos pertenecientes a la así llamada "Escuela de Budapest", Lukács respondió con otro volumen más breve, los Prolegomena zur Ontologie des gesellschaftlichen Seins [Prolegómenos a una ontología del ser social]; pero la revisión del texto fue interrumpida por su muerte, que tuvo lugar el 4 de junio de 1971. De la proyectada Ética solo han quedado los apuntes de preparación para la obra, que fueron publicados en 1994 con el título de Versuche zu einer Ethik; de estos apuntes editamos aquí algunos pasajes temáticamente emparentados con el concepto de trabajo. También ofrecemos la conferencia "Los fundamentos ontológicos de la acción y del pensamiento humanos" -que ofrece un sintético panorama de la obra íntegra-, y la reseña del libro de Béla Fogarasi, en la que por primera vez Lukács aborda temas que luego se desarrollarán en el gran tratado de vejez. De tal manera, el lector dispondrá de un panorama más amplio sobre el desarrollo de las ideas ontológicas de Lukács. 2 Si el proyecto de una ontología se delinea en Lukács durante la década de 1960, el interés hacia una concepción marxista fundamental -es decir: sustentada en una lectura más profunda de los fenómenos sociales, más directamente orientada a la búsqueda de categorías y principios fundantes- había aparecido en Lukács ya en la década de 1930, cuando tuvo en Moscú la oportunidad de leer los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 de Marx, que fueron publicados por primera vez en 1932. Podemos hablar, respecto de esta experiencia lukácsiana, de una auténtica "iluminación en el camino hacia Damasco", como la que había convertido a Saulo en Pablo: hasta ese momento, Lukács no había comprendido la profundidad teórica de la filosofía marxiana; y ahora se encontraba frente a frente con una verdadera ontología implícita, con una metafísica de la realidad histórica unida a una crítica de la economía política; esta última se hallaba fundada en la definición de algunos principios ontológicos fundamentales que Marx había empleado metodológicamente como puntos de referencia para una crítica de lo existente. La concepción lukácsiana del marxismo fue profundamente transformada. De hecho, sobre la base de este encuentro con los textos del joven Marx se explican algunos de los principios estructurantes de la estética de Lukács; así, por ejemplo, las consideraciones -minuciosamente desarrolladas en La peculiaridad de lo estético- acerca de la capacidad del arte para alzarse por encima de lo contingente y transitorio. Es cierto que estas consideraciones reanudan lazos con el pensamiento desarrollado en la estética de juventud (ante todo, en Zur Theorie der Literaturgeschichte [Para una teoría de la historia de la literatura] (1910) y en la sección "Die Subjekt-Objekt Beziehung in der Ästhetik" [La relación sujeto-objeto en estética] de la Heidelberger Ästhetik [Estética de Heidelberg] (1916-1918; publ. en 1974); pero existe, en la obra de vejez, una importante diferencia, en la medida en que, gracias a la apropiación de la filosofía del joven Marx, Lukacs consigue superar las vaguedades y oscilaciones de su pensamiento juvenil. El concepto clave es, en este punto, el de esencia genérica [Gattungswesen]; concepto que encontramos recurrentemente en textos como Zur Judenfrage [A propósito de la cuestión judía] (1843) o en los Manuscritos. Marx había señalado que, entre los principales perjuicios ocasionados por el trabajo alienado, se encuentran los de arrebatarle al hombre su vida genérica y reducir su vida a un mero juego de egoísmos; pero también en el plano gnoseológico puede decirse, al decir de Kolakowski, que, para Marx, [...] la función cognoscitiva de la praxis no se circunscribe al hecho de que la praxis exitosa confirma la correspondencia entre nuestro saber y el estado de cosas fáctico, sino que también estriba en que dicha praxis determina -como meta- el ámbito de los intereses humanos; también se trata de que... es verdadero aquello en lo que el hombre se confirma a sí mismo como "ser genérico"[11]. Marx, por otra parte, se oponía a toda tentativa de fijar a la "sociedad" como una abstracción contrapuesta al individuo: el individuo mismo es la esencia social; en el ser humano concreto y actuante, existe una interrelación dialéctica viva entre el ser genérico [Gattungssein] y la conciencia genérica [Gattungsbewußtsein], de tal modo que el hombre "confirma como conciencia genérica su vida social real, y repite solo su ser real en el pensamiento, así como, a la inversa, el ser genérico se confirma en la conciencia genérica y, en su universalidad, como ser pensante es para sí"[12]. Agnes Heller ha señalado hasta cuál punto el concepto de Gattungswesen le había permitido a Lukács someter a crítica la mitologización de la conciencia de clase proletaria desarrollada en Historia y conciencia de clase: A menudo Lukács nos señaló a nosotros, sus discípulos, cuán crucial había sido para él la lectura de los Manuscritos de París: el descubrimiento del concepto de género humano y el papel central que desempeña en Marx la "esencia genérica" [Gattungswesen] le causaron un gran impacto intelectual. La "clase" no podía ocupar el lugar del "género" -de ese modo había llegado a concebir la posición de Marx- y precisamente esa substitución era la marca específica de Historia y conciencia de clase[13]. En carta a Benseler del 26 de febrero de 1962, el propio Lukács señala, a propósito de los intensos debates generados en torno a Historia y conciencia de clase durante la década de 1920, que la lectura de los Manuscritos de Marx lo detuvo cuando se proponía realizar una exhaustiva defensa de las posiciones sostenidas en su volumen de ensayos: "Entendí de inmediato que, como Hegel, había confundido cosificación y objetividad, por lo cual este complejo de problemas no quedó resuelto, sino aun más enmarañado en mi libro"[14]. No debe parecer casual que Lukács interpretara a la luz de los conceptos de genericidad genericidad [Gattungsmäßigkeit] y esencia genérica la diferencia que media entre el ideal marxiano de praxis transformadora y la mera reivindicación de ciertos objetivos inmediatos propiciada por la socialdemocracia; Tertulian ha señalado que, cuando Lukács objeta [...] ver, en la inmanencia de las reivindicaciones prácticas y de corto alcance de del proletariado, objetivos que apuntan a la condición humana en su universalidad; o, cuando rehusa disociar el programa de pequeñas reformas del objetivo final, que es el salto del imperio de la necesidad al de la libertad, busca [...] hacer visible la conciencia genérica de la humanidad en tanto realidad constitutiva del movimiento proletario[15]. La insistencia sobre el concepto de esencia genérica permite, pues, evitar tanto el conformismo socialdemócrata cuanto la falaz mitologización del proletariado propiciada por el marxismo soviético. Respecto de esto último, cabe recordar que Marx concebía la revolución, no como el mero proceso de liberación de la clase obrera sojuzgada por el capitalismo, sino como un modo de concluir la prehistoria de la humanidad, y abrir el camino para que -una vez abolidas las clases- los seres humanos realicen plenamente su genericidad. La situación política no le permitió al filósofo húngaro expresar públicamente, en lo inmediato, su renovada visión del marxismo. Comenzaba el período más feroz del stalinismo, y Lukács debió refugiarse en El cambio de perspectiva adoptado en la década de 1930 marca, pues, los siguientes cuarenta años de la producción intelectual del filósofo, y representa un cambio aun más profundo que el pasaje al marxismo realizado a fines de 1918. Refutamos, pues, la idea de que, en la evolución intelectual de Lukács, se hayan presentado soluciones bruscas de continuidad, y este viraje asumido en 1930 es, sin duda, el más significativo, ante todo porque condujo a Lukács a un intento de refundación del marxismo: intento que ha quedado en estado fragmentario, en parte, gracias a las distracciones inducidas por los miembros de 3 En el marco de la filosofía posterior al "viraje ontológico", Lukács define al trabajo "como fenómeno originario [Urphänomen] o como modelo del ser social"[17]; y cabe destacar que el término Urphänomen procede de la teoría científica goetheana. Goethe también habló de un fenómeno puro [reines Phänomen] o de un fenómeno principal [Haupterscheinung]; el término alude, en la obra del escritor alemán a la esencia perceptible en los propios fenómenos. La planta y el animal originarios, la metamorfosis, el magnetismo, la polaridad y la progresión, pero también el amor y la productividad creadora, la voluntad ética, etc., son presentados como Urphänomene físicos o éticos. Pero el fenómeno originario no es un concepto meramente ideal; no está detrás de los fenómenos, sino que se encuentra inmediatamente en las cosas singulares [rebus singularibus]; no se revela a través de la especulación abstracta, sino mediante la observación entregada al objeto. Esta consideración atenta del objeto, orientado a descubrir el fenómeno originario, está acompañada, según Goethe, de sorpresa, en concordancia con el qaum£zein platónico y aristotélico. Sería lícito sostener que el interés goetheano hacia el mundo objetivo, a fin de reconocer en él las posibilidades susceptibles de desarrollo por parte del sujeto, representa una de las bases, no solo para la teoría del realismo desarrollada en La peculiaridad de lo estético, sino también para la concepción del trabajo desarrollada en la Ontología; pero habría que agregar que esta influencia se había dado ya en Hegel, quien también había incorporado a su propio pensamiento filosófico las propuestas goetheanas[18]. Pero, en la Ontología, Lukács también designa indirectamente al trabajo con el término de "forma originaria"[19] [Urform]. En la Estética, se lo había definido ya como "forma básica" [Grundform][20] y, en los Prolegómenos a una ontología del ser social, será presentado como "fundamento" [Fundament] y "caso modelo" [Modelfall][21]. Aquí nos encontraríamos, al parecer, ante una confusión terminológica; pero esta confusión es solo aparente por cuanto, más allá de la diversidad de los términos empleados, emerge aquí con nitidez la intención de interprear el trabajo como principio originario del desarrollo humano. Lukács entiende que, mediante el trabajo, un ser orgánico ha puesto en movimiento un proceso que lo llevará a convertirse en hombre. El ser orgánico, por su parte, había emergido del ser inorgánico, pero la complejidad del ser orgánico presenta un nivel mayor respecto de la forma de ser precedente -es decir, el ser inorgánico-. La relación se presenta entre ser social y ser orgánico: el primero es un "complejo de complejos" que presenta un nivel de intrincación mayor que la que revela el ser orgánico. En vista de que el De estas breves consideraciones podemos inferir que los valores éticos tienen un origen íntimamente vinculado con el surgimiento del hombre mismo. En una primera instancia, dichos valores pueden encontrarse limitados por el egoísmo individual, pero luego tienden a transformarse en patrimonio común del género, ya que contribuyen a la reproducción de la vida humana. Así, el respeto por los valores éticos, junto con la capacidad de comunicación (es decir, la posesión de un lenguaje común con los demás hombres), son el fundamento de la continua reproducción de la pertenencia a la genericidad humana por parte de un ser humano individual. El hombre que reproduce la propia vida reproduce el género humano, y el El La teleología, para Hegel, se divide en tres momentos: la posición del fin subjetivo, la investigación de los medios para realizar tal fin, y el fin realizado, con la consiguiente preservación del medio empleado. La teleología presupone un concepto: "La relación de finalidad, por lo tanto, es más que un juicio, es el silogismo del concepto libre independiente, que, por medio de la objetividad, concluye con sí mismo"[23]. El concepto se presenta como realización del fin, en cuanto unidad del ser objetivo con el fin ideal. El único modo de vincular un fin con la objetividad es el medio para realizar tal fin; el medio del trabajo, por su parte, cumple la misma función que el medio de un silogismo formal, es decir: es a la vez objeto inmediato y relación extrínseca hacia el extremo del fin; este último concede una determinación exterior al medio, que deka de ser un medio mecánico para convertirse en instrumento[24]. El aspecto teleológico del Lukács reconoce la profundidad del análisis hegeliano, y retoma de este el concepto de "astucia de la razón" [List der Vernunft], de acuerdo con su acepción originaria, expresada en la Ciencia de la Lógica[25]. Para Hegel, en efecto, la astucia de la razón despliega dialécticamente el surgimiento de lo nuevo a partir de la relación entre dos entes naturales: medio y objeto a transformar a través del trabajo. Al retomar el marco categorial de la dialéctica hegeliana, Lukács pone de relieve el interés en el instrumento de trabajo[26], considerado como medio de dominio sobre la naturaleza, a través del cual el proceso teleológico puede ser considerado como la traducción del concepto a Marx señaló, con un impulso revolucionario y una centralidad práctico-teórica inéditos en aquel momento, lo que se encontraba contenido in nuce en la filosofía de Hegel. La tentativa lukácsiana de trazar una continuidad entre los dos filósofos alemanes emerge, respecto de la dialéctica del trabajo, con mayor nitidez aun que en otras cuestiones. Ya en El joven Hegel, Lukács había mostrado la importancia que reviste el instrumento aun en las obras tempranas de Hegel: El análisis concreto de la dialéctica del trabajo humano supera en Hegel la contraposición antinómica de causalidad y teleología, es decir, muestra cuál es el lugar concreto que ocupa la consciente y humana posición de fines en el seno de la total conexión causal, sin romper esta conexión, sin rebasarla, sin apelar a ningún pincipio trascendente ni perder tampoco [...] las determinaciones específicas de la posición de fines en el trabajo[27]. El hecho de que Lukács haya atendido también a la producción hegeliana juvenil, en particular a la Fenomenología del Espíritu, puede obedecer a dos razones: la primera es histórica: en 1938, cuando termina de escribir El joven Hegel, el viejo Hegel era considerado, por la crítica stalinista, un apologista de la reacción prusiana y, por ende, era imposible reivindicarlo. La segunda es más compleja: un análisis atento del texto hegeliano muestra que la versión que Hegel ha dado de la teleología es ontológica en la Ciencia de la Lógica, mientras que es fenomenológica en la Fenomenología del Espíritu; y Lukács ha abordado el aspecto fenomenológico del concepto de trabajo en Historia y conciencia de clase, mientras que en la Ontología analiza el principio originario del trabajo, lo que requería una lectura atenta del andamiaje lógico-científico de la Ciencia de la Lógica, más que el histórico-fenomenológico de la Fenomenología del Espíritu. Así es que, en Historia y conciencia de clase, el trabajo se vinculaba con la forma fenoménica de la mercancía, con el trabajo asalariado y alienado, el cual constituye, a su vez, una forma cosificada y enajenada de 4 El fin puesto en el También de Aristóteles toma Lukács la teoría de la mímesis y del reflejo. El momento ideal se presenta también en la teoría del reflejo, que ha suscitado las críticas más fuertes en los ambientes filosóficos. Ya en la Estética, Lukács había tratado la cuestión, sosteniendo que el reflejo es la re-producción en la mente humana de los objetos externos; reproducción que es desarrollada según la específica capacidad de la mente humana y, por ende, no según la naturaleza de los objetos. Con particular insistencia ha destacado Lukács que, en arte y literatura, el reflejo significa, ante todo, que los hechos representados son mímesis, es decir: una imitación en la que quedan suspendidas la función práctica y la necesidad de reproducir un original externo; en la Estética se señala que el comportamiento estético surge cuando el interés está puesto en la imagen reflejada en cuanto tal, y no en la fidelidad de dicha imagen a un original externo; para aducir un ejemplo considerado por el propio Lukács: la danza solo llegó a convertirse en un arte auténtico -es decir: en un arte autónomo- cuando los hombres, distanciándose de las necesidades inmediatas de la vida cotidiana, dejaron de practicarla con fines mágico-religiosos y comenzaron a experimentar un interés inmediato en el reflejo mismo, es decir: en el propio acto de bailar. Aquí, la conexión inmediato-concreta entre el elemento reflejado y la realidad externa queda suspendida, y el producto artístico se constituye como una objetividad propia. En la praxis laboral y en la ciencia -que están estrechamente vinculadas entre sí-, lo que el hombre hace es comprender los objetos de acuerdo con sus propios fines y valores; es decir, sustancialmente de acuerdo con el valor de utilidad que un objeto puede tener al menos para la actividad laboral. Por lo tanto, el propio Lukács establece la relación casi indisociable entre reflejo y posición teleológica, aunque sin dejar de señalar que se trata de dos elementos heterogéneos. El reflejo, en el acto de reproducir en la conciencia el "ser en sí" de los objetos naturales, realiza una superación de la distancia entre sujeto y objeto; superación que, en este estadio del proceso de trabajo, solo está presente en la conciencia, en el mundo ideal. La superación indica la exactitud del reflejo de un objeto en la mente humana: exactitud necesaria para pasar a la posición del fin y a la producción de los objetos, de modo que estos sean propiedades espirituales del ser social. El reflejo se funda sobre la categoría de posibilidad[28], en cuanto es posible crear una realidad y hacer que esta interactúe con la realidad natural, transformándola en una nueva objetividad. Se genera, pues, un tercer momento respecto del sujeto y el objeto, el cual nace de la mediación, según se indica en la conferencia sobre "Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos". Lukács concibe el reflejo dentro de la conciencia como el primer paso para diferenciar al hombre del animal; en efecto, con el reflejo, la conciencia cumple un papel primario en la fijación del fin a realizar, mientras que en los animales la conciencia es mero epifenómeno. Tiene lugar, pues, un proceso dialéctico que, puesto en movimiento por el reflejo del objeto natural en la conciencia, crea una cadena causal que se concreta en una nueva objetivación, determina la adquisición de otra propiedad del ser social, y representa el nuevo elemento que se ha formado en la conciencia como derivación del acto de reflejo. Aquí podemos captar el carácter dialéctico de la concepción lukácsiana de la conciencia. 5 La Ontología del ser social es una obra que no solo renueva la tradición de la gran filosofía clásica, sino que también permite extender los intereses filosóficos a ramas de la ciencia que se habían mantenido sustancialmente marginales en la reflexión filosófica contemporánea. Pensemos en la paleoantropología: aquí no es posible profundizar adecuadamente las reflexiones de Lukács sobre el proceso de hominización, baste con afirmar que la especulación lukácsiana sobre el pasaje del ser orgánico al social nace de la investigación paleoantropológica. Hay que tener en cuenta que la Ontología es una obra de la década de 1960, cuando aún no se habían elaborado las teorías que hoy consideramos más avanzadas sobre la hominización y, por ende, Lukács consideraba al trabajo -en sustancia, la praxis- como único principio -o, en todo caso, dominante- en el pasaje del animal al hombre. Hoy la situación de las investigación se ha alterado en forma relativa, y el trabajo (o la capacidad de manipular el ambiente, como dirían los paleoantropólogos) no es considerado ya como único factor decisivo, ya que se han añadido la posición erecta -es decir, la estructura del esqueleto humano-, la fertilidad periódica de las mujeres, el tamaño de la caja craneana, el tamaño reducido de los molares -con la consecuente mayor dimensión del cerebro humano-, el uso de las manos y la visión anterior, y, last but not least, el patrimonio genético del ser humano. Según nuestro parecer, ninguno de estos factores es el dominante, sino que todo el complejo de factores -y otros que no tomamos en consideración por razones de espacio- han determinado el lento proceso de la hominización humana. El Antonino Infranca Miguel Vedda ________________________________________ Agradecimiento: Querríamos testimoniar nuestro agradecimiento al Prof. Dr. Frank Benseler -responsable de la edición alemana de las Werke de Lukács, miembro del comité directivo de la Internationale-Georg-Lukács-Gesellschaft y coeditor del Lukács-Jahrbuch-, la gentil autorización para traducir y editar estos textos lukácsianos. [1] Hay que tener presente la dedicatoria de la Estética a Gertrud Bortstieber, la mujer de Lukács, en la que se hace referencia a la intención de escribir una Estética más amplia, que habría de comprender otros dos volúmenes, y una Ética. [2] Cit. en "Nachwort". En: Prolegomena / Zur Ontologie des gesellschaftlichen Seins. In Verbindung mit dem Lukács-Archiv Budapest herausgegeben von Frank Benseler. 2.Halbband. Darmstadt y Neuwied: Luchterhand, 1986, pp. 731-753; aquí, p. 731. [3] Cit. en ibíd. [4] Cit. en ibíd., p. 736. [5] Tertulian, N., "Teleologia e causalità nell"ontologia di Lukács". En: Critica marxista [6] Traducción al castellano: El hombre y [7] Gelebtes Denken. Autobiographie im Dialog. Red.: István Eörsi. Frankfurt a/M: Suhrkamp, 1980, p. 59. [8] Hagamos una simple consideración, para comprender el método de investigación filosófica en boga: el primer texto ontológico de Lukács, publicado en 1969 en húngaro ("Az ember gondolkodás és cselekvés ontológiai alapzatai"; publ. en Magyar Filózofiai Szemle 13 (1969), pp. 731-742), es la conferencia "Los fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos", incluida en el presente volumen; en 1971 aparecieron en alemán los primeros capítulos de la obra: concretamente, los capítulos sobre Hegel, Marx y el trabajo, editados como libros de bolsillo por [9] Véanse las críticas en el campo del socialismo real, en particular de Bayer y Klopkine, que han tachado, respectivamente, de "anacrónica" e "idealista" a la Ontología (cf. W. Beyer, "Marxistische Ontologie - eine idealistiche Modenschöpfung". En Deutsche Zeitschrift für Philosophie 11, XVII (1969), pp. 1310-1331; las críticas de Klopkine son reportadas por F. Tökei, op. cit., p. 35). En Hungría -país en el que podía esperar quizás alguna defensa de oficio de la Ontología- han surgido algunas tímidas defensas de la obra, particularmente en el seno del Archivo Lukács. [10] Cabe recordar que la Sociología de la vida cotidiana de Agnes Heller toma numerosos temas y contenidos de la Ontología (existe traducción castellana de J.F. Yvars y Enric Pérez Nadal (Barcelona. Península, 1994). [11] Kolakowski, Leszek, Die Hauptströmungen des Marxismus. Entstehung-Entwicklung-Zerfall. 3 vv. München, Zürich: Piper, 1981, I, p. 161. [12] Marx, K., Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Precedido por Engels, F., Esbozo para una crítica de la economía política. Introd. de Miguel Vedda. Trad. y notas de Fernanda Aren, Silvina Rotemberg y Miguel Vedda. Bs. As.: Colihue, 2004, p. 145. [13] "Lukács" Later Philosophy", en: Heller, Agnes (ed.), Lukács Revalued. Oxford: Basil Blackwell, 1983, pp. 177-190; aquí, p. 177. [14] "Briefwechsel zur Ontologie zwischen Georg Lukács und Frank Benseler". En: Dannemann, Rüdiger; Jung, Werner (eds.), Objektive Möglichkeit. Beiträge zu Georg Lukács" "Zur Ontologie des gesellschaftlichen Seins". Frank Benseler zum 65. Geburtstag. Opladen: Westdeut¬scher Verlag, 1995. pp. 67104; aquí, p. 93. [15] Tertulian, N., Georges Lukács. Etapes de sa pensée esthétique. Trad. del rumano de Fernand Bloch. Paris: Le Sycomore, 1980, p. 257. [16] Compuesto durante la primera mitad de la década de 1930, el libro -según declaraciones de Lukács- estaba concluido ya en el otoño de 1937; en 1942 pudo defenderlo como tesis doctoral en Moscú, pero solo consiguió publicarlo en 1948, en Zürich. [17] Cf. infra, p. * [18] La relación entre Goethe y Hegel fue estudiada por Karl Löwith en el estudio "Goethes Anschauung der Urphänomene und Hegels Begreifen des Absoluten", incluido en el libro clásico Von Hegel zu Nietzsche (existe traducción al castellano: De Hegel a Nietzsche. La quiebra revolucionaria del pensamiento del s. XIX. Trad. de Emilio Estiú. Buenos Aires, Sudamericana, 1968). [19] Cf. infra, p. * [20] "[...] las formas básicas [Grundformen] de la vida humana específica, el trabajo y el lenguaje, tienen esencialmente en muchos aspectos el carácter de objetivaciones" (Estética 1. La peculiaridad de lo estético. 4 vv. Trad. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1982, I, 39). [21] "Si dirigimos ante todo nuestra atención al aspecto objetivo de este complejo en el ser social, se revela que el trabajo (lo consideramos aquí como fundamento y caso modelo de las posiciones teleológicas en general) en sus repercusiones sobre la naturaleza, está obligado a reconocer sus conexiones, las fuerzas puestas en movimiento, etc.; pero solo está en condiciones de reconocerlas y aprovecharlas, sin poder modificarlas" (Prinzipienfragen einer heute möglich gewordenen Ontologie. En: Prolegomena / Zur Ontologie des gesellschaftlichen Seins. 1. Halbband. Hrsg. v. Frank Benseler. Darmstadt y Neuwied: Luchterhand, 1984, p. 165). [22] Cf. infra, p. * [23] Hegel, Ciencia de [24] Ibíd., 459. [25] "[...] el hecho de que el fin se ponga en la relación mediada con el objeto, e interponga entre sí y aquel otro objeto, puede considerarse como la astucia de la razón" (Ibíd., p. 461). [26] En los Prolegomena, Lukács designa como "episodio genial" [geniale Episode] la concepción hegeliana de la teleología del trabajo (Prinzipienfragen, p. 25). [27] El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista. Trad. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1985, p. 342. [28] Nos limitamos a señalar cuanto Lukács ha vinculado con la categoría de posibilidad desde Historia y conciencia de clase, cuando atribuye al proletariado una conciencia de clase posible, que aún no ha alcanzado su maduración y expresión plenas. Por otro lado, la posibilidad es una categoría del entendimiento a partir de Kant, y el principio de razón suficiente de Leibniz no es sino la anticipación de la posibilidad como categoría lógica. Lukács reconoce en Kant una atenuación del carácter de necesidad (Prolegomena, p. 146) y, por ende, teniendo en cuenta que la posibilidad junto con la necesidad y la existencia, componen el grupo de la modalidad, es posible deducir que un reducido carácter de la necesidad deja más espacio para la categoría de posibilidad en la definición de una modalidad objetal. Disponible en: http://www.herramienta.com.ar/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=303 Epistemología: la fundamentación epistemológica de las teorías http://epistemologia.zomblog.com Menú izquierdo: Vínculos Menú derecho: Publicaciones en este blog Rodolfo-J.Rodríguez-R. San José, Costa Rica Blog alternativo: Reflexiones desde mi cognoscibilidad: http://cognoscibilidad.blogspot.com E-mail: rodolfojrr@gmail.com ![]() |