Web-BlogEpistemología
San José, Costa Rica, América Central
SubscripciónCategorías
Archivos
SindicaciónCiencias histórico-subjetuales
Ciencias objetuales
Ciencias y tecnologías cognoscitivas
Ciencias y tecnologías económicas
Cultura digitalDocumentación y referencia
Epistemología de las ciencias histórico - subjetuales
Epistemología de las ciencias objetuales
Epistemología de las tecnologías objetualesEpistemología y antropogogía
EscepticismoGenealogía del sexo y la sexualidadInstituciones de Costa RicaLatindexLatinoaméricaMovimientos civilesPensamiento CríticoPensamiento PolíticoPrensaProgramas de investigación filosófica
Tecnologías objetuales
Tecnologías subjetuales
|
30 de Mayo, 2008El ocaso de los dioses del neoliberalismo
Por Episteme - 30 de Mayo, 2008, 12:47, Categoría: Crisis financiera
¿El fin de la globalización neoliberal?
Luis Paulino Vargas Solís(*) Estado Unidos va de cabeza hacia la que probablemente sea la más severa recesión en décadas. Sin duda, esto se hará sentir con dureza en Costa Rica y pondrá en evidencia cuan falso es el tal auge económico de la administración Arias, cuya energía impulsora ha provenido del endeudamiento descontrolado, el consumismo irresponsable y una burbuja inmobiliaria que ya acumula costos sociales y ambientales altísimos. Conviene recordar cómo empezó esto en Estados Unidos, cosa aún más importante en vista del tipo de respuesta que están ensayando las autoridades públicas de ese país. Y, cosa notable, estas respuestas se sintetizan en una cosa: hoy los neoliberales -tradicionales enemigos del Estado- viven un apasionado idilio…con el Estado mismo. 1) Alquimia financiera Conforme el desastre se profundiza, asimismo se van aclarando las fuentes de las cuales se alimentó. Durante varios años, incluso ya desde finales de los años noventa, Estados Unidos recibió flujos masivos de capitales financieros que su sistema bancario se encargo de canalizar hacia la inversión inmobiliaria. Con ese fin se aceleró la creación de entidades financieras opacas frente a la regulación pública, así como toda una gama de artilugios destinados a facilitar la colocación rentable de esos capitales. Alquimia financiera pura. El cuento empieza -tan solo empieza- con las llamadas hipotecas basura (sub-prime), es decir, la colocación de créditos hipotecarios entre deudores de muy bajos ingresos o pobre trayectoria financiera. Siendo su parte más débil, fue por ahí donde se rompió la cuerda. Las tasas de interés muy bajas al inicio, vinieron a rebelar el veneno que llevaban oculto cuando al cabo de algún tiempo se convirtieron en tasas muchos más altas. Pero en cuanto mucha de esa gente -que seguramente incluye numerosas familias negras e hispanas- dejaron de pagar y comenzaron a perder sus casas, empezó a verse que ellos tan solo habían sido la piedra de base sobre la que se levantó una gigantesca montaña de créditos asumidos con fines de inversión especulativa e instrumentos financieros diseñados para dar curso a esa especulación. ![]() De las hipotecas basuras se hicieron trocitos que luego se empaquetaron como C.D.O"s posteriormente colocados en los mercados financieros. A su vez, inversores de diverso tipo recurrieron a crédito a fin de engrosar sus apuestas. ![]() ![]() 2) La especulación se alimenta de la mentira ![]() Por esta vía se atrajo hacia a la espiral de endeudamiento a muchos millones de familias que son parte de la maltrecha "clase media" estadounidense, las cuales, por lo tanto, no corresponden al segmento de bajos ingresos atrapados en las hipotecas basura. La suya es una historia con sus propias peculiaridades, en cuanto recurrieron a la refinanciación de sus hipotecas a fin de obtener nuevos créditos, aprovechando con ese fin el alza del precio de su vivienda. Ahora se enfrentan a la cruda realidad de que su deuda excede del valor de su casa con lo que bien podría decirse que se les agotó la última frontera -el endeudamiento hipotecario- a la que podían recurrir para satisfacer las obsesiones de consumo que les impone el sistema de vida de que son parte. 3) La epidemia se extiende ![]() Ello ha dado lugar a un fenómeno de secamiento del crédito (credit crunch), ya que, al difundirse el pánico y crecer la desconfianza, nadie quiere prestarle a nadie y es del caso que ni siquiera los bancos transnacionales quieren concederse crédito entre ellos mismos. Los capitales sobrevivientes se fugan entonces hacia inversiones que se juzgan como más "seguras". ![]() Así, se van clarificando los mecanismos por cuyo medio el problema se ha transmitido de forma que, lejos de quedar confinado a un segmento del sistema financiero -el de las hipotecas basura- ha terminado por provocar una recesión que amenaza ser sumamente grave. Quizá dos sean las mediaciones principales que lo explican: primero, el golpe sobre las posibilidades de endeudamiento y consumo de la familia promedio estadounidense y, segundo, el recorte drástico del crédito que, con seguridad, también afecta la inversión privada. Lo primero -las consecuencias sobre el consumo- es particularmente importante, puesto que más del 70% del PIB estadounidense satisface la demanda de consumo. Si ésta experimenta una restricción apreciable, ello tendría indudables consecuencias recesivas. 4. Papá-Estado al rescate La catástrofe está en proceso. No será fácil recuperar la estabilidad ni iniciar la recuperación. Pero, entretanto, papá-Estado ha venido al rescate. Y no precisamente a favor de la gente de menos ingresos que cometió la imprudencia de dejarse arrastrar por los cantos de sirena de las entidades financieras hipotecarias, y hoy día se está quedando en la calle. Papá-Estado está interviniendo -y de forma realmente masiva- a favor justo de quienes más lo han denostado y despreciado, de quienes más se niegan a pagar impuestos o cumplir regulaciones que preserven el bien público. A favor de aquellos que vociferan que el Estado es una antigualla y la democracia una rémora insoportable que frena el progreso (por cierto, lo mismito que proclaman las cámaras empresariales en Costa Rica a propósito de su agenda de implementación del TLC). Los beneficiarios de la acción de emergencia que el papá-Estado estadounidense hoy pone en marcha, son los grandes bancos transnacionales, las empresas de corretaje en bolsa, las aseguradoras y, en fin, todo ese diversificado tejido de negocios constituido por los especuladores profesionales de diversos pelaje. ![]() En días recientes -y en operación concertada con otros bancos centrales de países centrales- se puso "a disposición" de un grupo selecto de grandes bancos, la insignificancia de US$ 200 mil millones. Conviene recordar que a mediados de diciembre se aplicó una medida similar, como también se había hecho en los inicios del derrumbe, allá por agosto del año pasado. ![]() La calidad de la intervención alcanza nuevas cimas con la operación de rescate concertada alrededor de la quiebra de Bear Stearns, el quinto mayor banco de inversión de Estados Unidos. ![]() Esto se describe claramente apelando a un concepto que los neoliberales costarricenses -promotores de la desnacionalización bancaria y carnales de la banca privada- aplicaban para descalificar al Estado social costarricense: socialización de pérdidas. Eso se hace hoy día en Estados Unidos aunque justo es decir que un poco antes -en febrero- una operación similar tuvo lugar en Gran Bretaña: la nacionalización del banco Northern Rock, el cual también entró en crisis a raíz de sus inversiones en instrumentos ligados a las hipotecas basura. 5. ¿Y las responsabilidades del sistema y sus especuladores? Todo esto tendrá enormes costos. En un artículo reciente (The New York Times, 17 de marzo), Krugman insinúa que podría llegar a los 3 billones (millones de millones) de dólares, lo que equivale a más de un 20% del PIB de Estados Unidos. Sin duda, este costo será colocado sobre las espaldas del pueblo estadounidense, sea por medio de mayores impuestos o bien por vías inflacionarias, ya que en su esfuerzo por "salvar" al sistema financiero, y en virtud del tipo de medidas que viene adoptando, la Reserva Federal apuesta por una más aguda desvalorización del dólar y una mayor inflación futura. La masiva operación de "salvamento" de los mercados financieros, como, en particular, el rescate urdido alrededor de Bear Stearns (que podría repetirse en el futuro cercano), es justificado apelando a la necesidad de impedir una crisis sistémica de grandes proporciones. Y, con seguridad, de no darse este tipo de intervenciones, ocurriría un derrumbe generalizado del sistema financiero y, enseguida, una gravísima crisis económica. Pero lo curioso del caso es que quieran salvar un sistema que provocan trastornos tan severos, sin que quienes tal cosa hacen pronuncien una solo palabra acerca de la obvia necesidad de que, más allá de las urgencias extremas del momento, se proceda cuanto menos a reformar los rasgos más patológicos característicos de ese sistema. Hay que enfatizarlo: la crisis no es producto de la casualidad sino que ha sido fabricada, paso a paso, por este sistema y su fauna de especuladores inescrupulosos. 6. ¿El fin de la globalización neoliberal? El sistema financiero gringo, en cuyo seno se ha incubado todo esto, es, sin duda, punta de lanza y buque insignia de la globalización neoliberal. Sintetiza y desarrolla hasta su máxima expresión, lo que esa globalización contiene y significa. Es un sistema que ofrece una fachada altamente sofisticada, cosa que se expresa en su capacidad para "innovar" -es decir, para hacer alquimia financiera- como en la frondosidad de sus tecnocracias y el boato de sus recursos tecnológicos. Pero, esencialmente, es un sistema orientado a la especulación. No conoce la moderación ni la prudencia. Es un sistema patológicamente retorcido, que apuesta sin límites al despilfarro más enfermizo. ![]() Para este sistema, el mundo es un casino y la vida una apuesta. Pero, en último término, la suya es una apuesta contra la vida de la gente, contra la democracia, contra la soberanía de los pueblos…contra la naturaleza misma. Es lo que ahora se ha puesto en evidencia con terrible crudeza. Claramente se apostó contra el pueblo estadounidense, y ahora este pueblo le toca afrontar las consecuencias. ![]() Esto ha golpeado a Estados Unidos, no obstante ser lo que son y, con mucho mayor contundencia, golpea a pueblos y países pobres y débiles. Así procedieron los grandes intereses financieros al interior de los Estados Unidos. Así proceden esos mismos intereses financieros en su proyección a escala transnacional. ![]() Pero cuando su proceder provoca el desastre, recurren de nuevo al Estado y exigen que éste se ponga a su servicio y los rescate del infierno que ellos mismos crearon. Digamos que es razonable que se tomen medidas para impedir que esta catástrofe llegue hasta sus últimas consecuencias, con lo que tan solo se viene a ratificar, de nueva cuenta, cuan imperfectos pueden resultar los mecanismos del mercado y cuan necesaria la intervención del Estado. Pero, como primer paso, debería garantizarse que el costo sea asumido principalmente por quienes más tienen, que son también los que usufructúan de este sistema asentado en la locura especulativa. Pero, además, debería quedar planteada una agenda que, como mínimo, limpie los rasgos más manifiestamente patológicos e irracionales que hoy constituyen el motor central que mueve e insufla vida a este sistema. La verdad sea dicha, salvar este sistema no tiene sentido alguno, excepto si se estuviese dispuestos a aceptar que el único sentido valedero es el del total sinsentido. Parece que por ahí andan sintonizados los señores de la Reserva Federal estadounidense y del gobierno de Bush, pero, en todo caso, no otra cosa era esperable de este tipo de gente. ![]() En cambio, los intereses de la humanidad demandan algo totalmente distinto. Esta crisis debería ser oportunidad para que nuevas opciones adquieran visibilidad, peso y viabilidad política. De esa forma, esta crisis bien podría marcar el fin de la globalización neoliberal. Dependerá, esencialmente, de la claridad y decisión con la que los movimientos ciudadanos alrededor del mundo -y también en mi pequeña Costa Rica- asuman y lleven adelante sus estrategias políticas. ![]() (*)Economista y catedrátido de la UNED, Costa Rica Disponible en: http://www.tribunademocratica.com/2008/03/el_fin_de_la_globalizacion_neoliberal.html 22 de Marzo 2008 |